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Rincón literario

Cuento nocturno a ocho manos

Las noches del desierto son inmensas. Frías e inmensas. Con el cielo agujereado de estrellas el cielo parece roto por una luz lejana que se posa en las dunas y es arrastrada por el viento.

Pero eso es afuera de la jaima, más allá del té caliente que muerde las manos frías, de la luz mortecina de las pequeñas brasas....

Él se levanta. Su piel arde con las brasas, y se dibujan en sus ojos de cristal los destellos anaranjados. Por sus brazos la luz corre, reflejada desde una lámpara de aceite que titila. Aún está desnudo. Coge con sus manos una jarra de agua y bebe directamente de ella, derramándose el líquido por su barba. Luego se da la vuelta. La mira. Está dormida, tendida sobre una alfombra. Una suave manta la cubre de cintura para abajo, como momentos antes había hecho él mismo con su cuerpo, pero deja al descubierto sus pechos redondos, su piel oscurecida. Le gusta mirarla cuando duerme. Se sienta y continúa mirando.

Desnuda, oscura, vulnerable…su respiración pausada, su suave aliento, parece susurrar en idiomas lejanos e inventados los secretos de la noche que les hunde en el desierto, de la luna eterna que luce lejana,  milenaria, inconsciente, demasiado apartada del pequeño mundo del que han hecho un improvisado refugio que les aparta del cielo y de la arena. Se acerca, acurrucándose junto a ella, aspirando su aroma melancólico, deslizando la mano entre sus cabellos para sentir el calor que le ha robado a la arena, al desierto, al sol…que ahora se apagan entre la fría noche acechante...

Ojalá la noche consiguiera retener su embrujo, ojalá el destino no la apartara de su lado y pudiera seguir contemplando aquellos incesantes movimientos de caderas que eran capaces de despertar en él la más fiera de las pasiones.

 Sus manos, sus labios…había mil y un secretos escondidos en cada resquicio de su cuerpo que él todavía tendría que descubrir. Tan sigilosa, tan sutil…Era como la canela, dulce y amarga a la vez...

Contemplarla era un regalo, admirarla una obsesión; si bien, el frío y el dolor, la angustia de perderla, lo efímero de aquellas noches perdidos en la inmensidad del placer, tan solo traerían dolor al alba…cuando una vez más tuviera que decir adiós viéndola marchar cubierta de un velo y una vida que la encarcelaban… lejos de aquella jaima…lejos de él.

Pero ya era tiempo. La miró por última vez y salió de la jaima con el dulce color de su piel agarrado a los párpados.

Afuera, la noche seguía ajena a todo, recogida en su propia belleza. No quiso mirarla, y se acercó a su caballo que pastaba estrellas. De un sólo movimiento se montó en él y se fue alejando, muy despacio, dejando en la arena un rastro que parecía un poema de amor

Ella se removió entre sueños, desconcertada al dejar de sentir su presencia en la pequeña estancia, repentinamente espabilada por la terrible certeza de que los cascos de un caballo se alejaban, presurosos, para herir al horizonte con su incesante trote. Aún adormilada, cubriendo su desnudez con aquella fina manta que tanto olía a él, se deslizó fuera de la jaima, asustada, atormentada en su interior por la repentina ausencia. El viento de la noche jugaba travieso con las huellas aún recientes del caballo, intentando borrarlas para que ella no pudiera seguirlas. A lo lejos, un sol sangrante comenzaba a imponer su presencia, reclamando el calor que él había robado para ella en esa noche infinita y doliente, esa noche que jamás volvería a encontrarles.

7 comentarios

Cris Xococrispip! -

Lo digo porque vende mogollón...Pero si keres pon a Isabel Allende o García-Márquez...jajajaj

Guille -

Hombre, ya puetsos, en otro autor, Cris, que esa mujer...en fin...

Cris Xococrispip! -

Os había escrito un comentario muy mono y laargo, pero se me borró!!Bueno pues voy a resumir más o menos lo que quería deciros...

El cuento essss simplemente PRECIOSISIMOOOOOOOOOOOO!!!Me encanta...Y que sepais que me habeis hecho llorar...Malosossss!!!

Me ha encantadooo, es muy tiernoo...y Guille y Melin, dejaros de tonterias, escribís los dos genial y...TODOS deberías dedicaros a escribir y dejaros de carreras ni nada...A escribir todos, que os convertiriais en los nuevos "J.K.Rowling"!

Seguid, seguid escrbiendonos histroias así, historias que te hacen pensar y pasar un muy buen rato...

Guille -

Pues yo tengo que decir que mi parte es una basura, y se nota cuando una parte flojea
a la proxima habrá que bordarla

Cayetana -

¡Fantastico! He de reconocer que me pierden las historias de amores contrariados, pero me ha parecido preciosa.
El escenario está muy bien descrito con muy pocos rasgos, pero te hace sentir la noche del desierto.
Vuestros lectores esperan impacientes más.

Nuria -

MELINDA VENTURA ENRÍQUEZ......
no te desentiendas de tu paticipación en este cuento, anda, que escribes de maravilla.

Margot -

Obra de: Vicente Camarasa, Guillermo de la Quintana, Nuria Zapardiel y ya está porque yo más que escribir, me lo cargué.....tan tan tan tan