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Rincón literario

CUELGA TU POESÍA FAVORITA

Ayer

Ayer

Ayer, cuando cayó la tarde

Salí a la calle, con mis zapatos,

Que no están tan rotos como debieran, pienso ahora,

Por este duro y cansado paseo por nosotros, por los muros sin pintar.

 

Bajé por aquellas calles llenas de balcones,

Blancas de cal y rojas de flor

Recorrí el puerto, lleno de barcas azules

Repleto del mar azul, besos de amor.

 

Escuché las olas que anunciaban el final

Dentro de una caracola, la sal

Brotaba en aquel rompeolas

Donde con la guitarra me cantabas espaldas al sol.

 

Fumé aquellos sabores de tierra mora

No sé si te acordarás de ver

Los faroles a media noche lucir como estrellas

Entre aquellas calles, amarga hiel.

 

Y oídos sordos tras aquella montaña

De acero hecha en triángulos de París

Aquellas canciones, traición de amor

A bordo del expreso de media noche, al volver.

 

El ruido de cristales rotos asustó

El vuelo de las gaviotas que nos dibujaban

Corrían de las ramblas hacia el palacio rojo

Y allí a nosotros jugando nos encontraban, con la arena.

 

A la luz de la luna

Entre balcones blancos y rojos

Barcas azules de mar

Y sueños hoy ya rotos.

      Guille

Reyerta

En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde,
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes.
En la copa de un olivo
lloran dos viejas mujeres.
El toro de la reyerta
se sube por las paredes.
Ángeles negros traían
pañuelos y agua de nieve.
Ángeles con grandes alas
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
Ahora monta cruz de fuego,
carretera de la muerte.

         

El juez, con guardia civil,
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
Señores guardias civiles:
aquí pasó lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses.

     

La tarde loca de higueras
y de rumores calientes
cae desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire del poniente.
Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.

 

                                     Federico García Lorca, 1928

Yo, poeta decadente

Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente…,
y la noche de Madrid,
y los rincones impuros,
y los vicios más oscuros
de estos bisnietos del Cid:
de tanta canallería
harto estar un poco debo;
ya estoy malo, y ya no bebo
lo que han dicho que bebía.

Porque ya
una cosa es la poesía
y otra cosa lo que está
grabado en el alma mía…

Grabado, lugar común.
Alma, palabra gastada.
Mía… No sabemos nada.
Todo es conforme y según.

 

                                           Manuel Machado

La poesía es un arma cargada de futuro

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Gabriel Celaya

NERUDA, DE NUEVO

Es uno de mis textos favoritos del gran neruda  y quiero compartirlo con personas importantes en mi vida de siempre, recientes y no tan recientes, para desearos la mayor felicidad!!!

Ángeles
 
 
 
 
 
Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.
Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones destrozados.
Muere lentamente quien no gira el volante cuando esta infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos…

¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te impidas ser feliz!

Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

Luis Cernuda

 

Nada, que me he comprado un libro de Cernuda y venía a daros la paliza un rato xD.

Un beso,

Nuria

Insomnio

Insomnio

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?

 

                Dámaso Alonso, Hijos de la Ira

 

Esta poesía desgarradora, por que sin duda lo es, se gestó en los primeros años de la posguerra en la mente y en el alma de uno de los únicos poetas supervivientes de la Edad de Plata de la Literatura Española que, por una razón o por otra, se quedaron en España, sufriendo el terrible régimen de persecución, represión y vengativa condena llevado a cabo por el bando nacional, liderado por Franco y su alrededor. En él expresa con hondísimo dolor y agonía la cantidad de miseria humana y ética que reina en ese momento en el Madrid vencido de 1944. Este poeta, con hondo dolor, nos muestra a la vez su inesperanza, su inevitable quietud en este paisaje, su impotencia, a la vez que, y de forma tan traumática, relega su vida a sólo los últimos episodios de guerra e inmediata posguerra. Ante eso sólo le queda el desgarro existencial.

 

Personalmente este poema se me vino a la cabeza cuando como y donde sólo se me ha podido venir a la cabeza.

                                           Guille

EL AMOR NUNCA CAMBIA

Juan de Tasis, conde de Villamediana, ya definió perfectamente el amor en el siglo XVII, tanto, que Lope termiraría copiábndoselo para alguna obra

Determinarse y luego arrepentirse;

empezar a atreverse y acobardarse;

arder el pecho y la palabra helarse;

desengañarse y luego persuadirse.

Comenzar una cosa y advertirse;

querer decir su pena y no aclararse;

en medio del aliento desmayarse,

y entre el amor y el miedo consumirse.

En las resoluciones detenerse;

hallada la ocasión no aprovecharse,

y perdido de cólera encenderse.

Y sin saber por qué, desvanecerse;

efectos son de amor; no hay que espantarse,

que todo del amor puede creerse

vICENTE